El pasado 21 de noviembre tuvo lugar la segunda edición del Poetry Slam de Metaprosa, cuya ganadora fue Beatriz G. Alberdi. Nuestra ganadora es la autora del libro Maletas para viajar sin equipaje. Os dejamos aquí el poema ganador de la edición.
Abrazos huecos lugares corrompidos por el recuerdo, morriña de sol y mar. Vitamina D, ven a mí. Repito mi mantra. Mañanas en las que todo te ataca. Volar, coger aire, para volver a sumergirme en mi carrera submarina. Ese mar oscuro. No se puede negociar con la naturaleza, ni con la naturaleza de algunas personas. Todo cuenta cuando haces la maleta, todo puede pesar de más. Estaba en un sitio, cercano y lejano, intentando escuchar, dejarme llevar por mi propia voz. Soñaba un sentimiento. Oía un susurro que se perdía al apenas querer pronunciarlo en el eco de mi mente. Tan volátil. Pensamientos que se evaporan al subir los grados centígrados. Gotas que se evaporan y condensan, con el calor de una mirada cuando las miro a la cara, para poder dibujarlas en mi papel mojado. Y se van y a veces vuelven, como si me dieran el permiso de dibujarlas en la arena, de ser compartidas, escritas, plasmadas. Cartas que pongo sobre la mesa de un corazón en blanco. Nubes que se ahogan y caen al suelo por su propio peso inacabado. No son las palabras, sino lo que evocan. Son los sueños los que nos asfixian. Solo veo una salida, seguirlos o perderlos, lucharlos o destrozarlos. Mirar para otro lado, como si nunca hubieran sido dichos. Enterrados y nunca pronunciados.
El pasado 19 de octubre inauguramos nuestro Poetry Slam, un concurso de micro abierto de poesía donde 7 valientes poetas nos presentaron y declamaron algunos de sus versos. El nivel fue alto y la competición reñida pero nuestra querida Sofía Marbán Lorenzo, poeta, maga de la retórica, maestra de metáfora y ganadora del jamón sorteado en el bingo de Metaprosa, nos dejó con las palmas rojas de aplaudir. Y, como no podía ser de otra manera, aquí os dejamos su poema ganador. Una oda al jamón “maldito” y su peregrinaje por una Bruselas que no entiende de cortes y envasados. Esperamos que lo disfrutéis y nos encantará veros declamando o aplaudiendo en nuestro siguiente encuentro de Poetry Slam el próximo sábado 18 de noviembre en Metaprosa.
El jamón está en juego
Había pensado en hablaros
de la melancolía, de la soledad o del fuego
de emociones y calores
que son, de muchas vidas, compañeros.
De las lágrimas vertidas, malgastadas
por un imposible mundo nuevo,
de la amistad, de la música o del bar,
pero he preferido dejar la profundidad oculta
en los lunares de la luna
y me he decantado por otro refugio, por otro lugar.
¿Un poetry slam, una jam session de poesía?
Muerte al anglicismo pernicioso
y a todo idioma imperial infeccioso.
¡Yo os traigo una “sesión jamón” en plena algarabía!
Fue hace justo un mes
el 16 de septiembre de 2023:
¡¡Primer Aniversario de Metaprosa!!
Se anuncia a bombo y platillo
fiesta y celebración en la casa del saber.
Talleres, encuentros, comida, cultura
y como broche de oro
un revoltijo de números
ataviados con pinturas de ridículas estadísticas.
Decenas de personas amontonadas
con los brazos levantados
en homenaje a la sorpresa
a la jamonera y curada grasa o a la negra Tomasa,
Que cuando se va de casa me echa un Bilongo,
la canción de la Cuba bantú.
Pues que viva el Bingo Bilongo
la brujería de caramelo
el hechizo en celo
la magia
los gusanos de seda del anhelo
y el ojo de quien sabe ver.
Salió el 81, el año que me vio nacer
y partir de ahí, bacanal romana del placer.
¿Qué coño importa el ascendente
si la vida no son más que pendientes?
¡Gané un jamón jugando al Bingo!
Una paleta de jamón ibérico de tropecientos kilos.
Fui objeto de envidia de viandantes y asistentes.
¿Objeto?
Soy sujeto porque deseo:
lanzo besos a los perros por doquier
ocupo las plazas sin permiso
y me paseo con un jamón que, hasta ahora,
no he podido ni oler.
Reposó la resaca aquí el susodicho
a puerta cerrada entre libros.
Lo recogí tras unos días,
lo despojé de su envoltorio de cartón
lo metí con mimo en una bolsa
con su caña y jarrete sobresalientes
y de un mango motorizado lo colgué.
¿Será un violín, con su caracol y diapasón?
¿Bayoneta y punto de mira...?
¡Es un Kalashnikov!
Rangos ejecutables agudos,
sonidos de balas in crescendo desde hace mil...
Hablé con empresas y caterings españoles
charcuterías de barrio,
tiendas de productos, compra, venta y degustación.
Tengo un jamón en vilo, in albis, en capilla
metido en un carro de la compra
en búsqueda de redención.
“Es importante cortar en paralelo al eje central de la paleta
que va de la pezuña hasta la punta”
Jamonero, cuchillos, abanico, tocino, maza, corteza...
Me disculpen: yo tengo escasa paciencia
y para estos menesteres, ninguna destreza.
¡A matanza do porco, mátalle o carallo!
Córtamelo por córtex,
a máquina,
con cuchillo
a machete,
con la hoz o el martillo.
¡Pero dámelo en lonchas envasadas al vacío!
“Es tan español como el jamón” ...
Tan insigne estirpe la nuestra...
¡Pues que vuelva a donde nació!
Yo no creo en el azar
solo en el brío del juego
en plantarle cara a la muerte
cada día, con una sonrisa despierta.
Desde el privilegio, oh, sí, confieso,
pero también desde el compromiso
con un karma colectivo de ensueño.
¿Afortunada en el juego, desgraciada en amores?
Yo florezco en las canciones
en los azares redondos
en el ostinato de los motores
en el albor del amanecer
en el frescor de los azahares
y en el ritmo del ocaso, acaso, también.
En los límites de la borrasca
donde el equilibrio aguarda, expectante.
En las esquinas de los vientos girantes
donde sobre un jamón apátrida
mis delirios os expongo.
Eso es para mí el juego:
La sincronía, como acabar de leer un libro la misma noche que tu compañera de oficina.
La energía, como correrse pensando en una persona y que, al unísono, te escriba:
un arrullo de intenciones
un orgasmo de pétalos de flores
una loa, una ola,
bien fluida...
¡a mis jamones!