El pasado 19 de octubre inauguramos nuestro Poetry Slam, un concurso de micro abierto de poesía donde 7 valientes poetas nos presentaron y declamaron algunos de sus versos.
El nivel fue alto y la competición reñida pero nuestra querida Sofía Marbán Lorenzo, poeta, maga de la retórica, maestra de metáfora y ganadora del jamón sorteado en el bingo de Metaprosa, nos dejó con las palmas rojas de aplaudir. Y, como no podía ser de otra manera, aquí os dejamos su poema ganador. Una oda al jamón “maldito” y su peregrinaje por una Bruselas que no entiende de cortes y envasados.
Esperamos que lo disfrutéis y nos encantará veros declamando o aplaudiendo en nuestro siguiente encuentro de Poetry Slam el próximo sábado 18 de noviembre en Metaprosa.
El jamón está en juego
Había pensado en hablaros de la melancolía, de la soledad o del fuego de emociones y calores que son, de muchas vidas, compañeros. De las lágrimas vertidas, malgastadas por un imposible mundo nuevo, de la amistad, de la música o del bar, pero he preferido dejar la profundidad oculta en los lunares de la luna y me he decantado por otro refugio, por otro lugar. ¿Un poetry slam, una jam session de poesía? Muerte al anglicismo pernicioso y a todo idioma imperial infeccioso. ¡Yo os traigo una “sesión jamón” en plena algarabía! Fue hace justo un mes el 16 de septiembre de 2023: ¡¡Primer Aniversario de Metaprosa!! Se anuncia a bombo y platillo fiesta y celebración en la casa del saber. Talleres, encuentros, comida, cultura y como broche de oro un revoltijo de números ataviados con pinturas de ridículas estadísticas. Decenas de personas amontonadas con los brazos levantados en homenaje a la sorpresa a la jamonera y curada grasa o a la negra Tomasa, Que cuando se va de casa me echa un Bilongo, la canción de la Cuba bantú. Pues que viva el Bingo Bilongo la brujería de caramelo el hechizo en celo la magia los gusanos de seda del anhelo y el ojo de quien sabe ver. Salió el 81, el año que me vio nacer y partir de ahí, bacanal romana del placer. ¿Qué coño importa el ascendente si la vida no son más que pendientes? ¡Gané un jamón jugando al Bingo! Una paleta de jamón ibérico de tropecientos kilos. Fui objeto de envidia de viandantes y asistentes. ¿Objeto? Soy sujeto porque deseo: lanzo besos a los perros por doquier ocupo las plazas sin permiso y me paseo con un jamón que, hasta ahora, no he podido ni oler. Reposó la resaca aquí el susodicho a puerta cerrada entre libros. Lo recogí tras unos días, lo despojé de su envoltorio de cartón lo metí con mimo en una bolsa con su caña y jarrete sobresalientes y de un mango motorizado lo colgué. ¿Será un violín, con su caracol y diapasón? ¿Bayoneta y punto de mira...? ¡Es un Kalashnikov! Rangos ejecutables agudos, sonidos de balas in crescendo desde hace mil... Hablé con empresas y caterings españoles charcuterías de barrio, tiendas de productos, compra, venta y degustación. Tengo un jamón en vilo, in albis, en capilla metido en un carro de la compra en búsqueda de redención. “Es importante cortar en paralelo al eje central de la paleta que va de la pezuña hasta la punta” Jamonero, cuchillos, abanico, tocino, maza, corteza... Me disculpen: yo tengo escasa paciencia y para estos menesteres, ninguna destreza. ¡A matanza do porco, mátalle o carallo! Córtamelo por córtex, a máquina, con cuchillo a machete, con la hoz o el martillo. ¡Pero dámelo en lonchas envasadas al vacío! “Es tan español como el jamón” ... Tan insigne estirpe la nuestra... ¡Pues que vuelva a donde nació! Yo no creo en el azar solo en el brío del juego en plantarle cara a la muerte cada día, con una sonrisa despierta. Desde el privilegio, oh, sí, confieso, pero también desde el compromiso con un karma colectivo de ensueño. ¿Afortunada en el juego, desgraciada en amores? Yo florezco en las canciones en los azares redondos en el ostinato de los motores en el albor del amanecer en el frescor de los azahares y en el ritmo del ocaso, acaso, también. En los límites de la borrasca donde el equilibrio aguarda, expectante. En las esquinas de los vientos girantes donde sobre un jamón apátrida mis delirios os expongo. Eso es para mí el juego: La sincronía, como acabar de leer un libro la misma noche que tu compañera de oficina. La energía, como correrse pensando en una persona y que, al unísono, te escriba: un arrullo de intenciones un orgasmo de pétalos de flores una loa, una ola, bien fluida... ¡a mis jamones!